“¡Todas quietas esto es un asalto…”
Todo el transporte colectivo tembló, el corazón se agitó, perdieron fuerza en las piernas, sudaron, tragaron saliva; lloraron, escondieron las cosas de valor. Los presuntos delincuentes agregaron: "a la consciencia! Porque venimos ofreciendo nuestro talento como artistas, porque viviendo en un medio en donde las oportunidades bla, bla, bla"…
La rechifla, mentadas de madre, abucheos, patadas y empellones para bajar a “los artistas” no se hicieron esperar y no es para menos, con la consciencia no se juega. Es así como un grupo de mujeres que hace años fueron asaltadas por una ideología que, con eufemismos, teorías conspirativas, odio y resentimiento, justificado o no, lograron dar un asalto a la consciencia haciendo creer el derecho de lo chueco. Sin embargo, estas mujeres no tuvieron la oportunidad de poder mentar madres, rechiflar y bajar a sus asaltantes de inmediato, por el contrario, acogieron el asalto como forma de vida llevando sus iniciativas a la total tergiversación de la verdadera comunión, solidaridad y ahora que el término está muy de moda, sororidad (solidaridad entre hermanas).
El asalto a la razón, y lo digo de manera literal, se dio cuando quienes tenían las armas no creyeron en que esta agresión permearía por generaciones llevando a que la violencia en cualquiera de sus formas fuera vista como: un derecho en el caso del aborto, una forma de vida “normal” hablando de la violencia psicológica condicionada por una estructura patriarcal abusiva; física en donde no hay duda pero las víctimas suelen justificar el hecho del golpe justificando al hombre por estar borracho, haberlo hecho enojar, etc. Y lo más extremo de todo y a lo que hoy hemos llegado con una acción concreta de hartazgo los feminicidios: que se han convertido en la apología de todo lo antes mencionado.
Hoy me da gusto ver a una sociedad comprometida con el tema `poniendo en jaque´ a un gobierno ineficaz, cuyas respuestas ante hechos crudos y reales como el caso de #fatima que fue resuelto por una mujer de la sociedad civil que sin mayor preparación tuvo el único atisbo de razón - es decir, que a esa mujer no le fue asaltada la consciencia-, tuvo el valor de denunciar a los homicidas de la pequeña sin importarle el hecho de que fueran sus familiares y cito las palabras de esta mujer pequeña y delgada: “Es que no hay derecho, cómo no iba a denunciar una cosa así… moralmente no hay derecho”. Hoy el asalto lo dimos las mujeres poniendo al más puro estilo de Gandhi una resistencia pacífica con nuestra mejor arma, nosotras mismas en una comunión solidaria, que como nunca ha dado comienzo al quiebre de la balanza.
Hoy más que nunca me siento honrada y comprometido con ser parte del paro del #en donde desde mi metrito cuadro voy poniendo sobre la mesa el debate de un sistema patriarcal introyectado casi invisible que hoy pone de manifiesto la molestia de todas las personas.
Hoy me da gusto ver que gracias a millones de mujeres que dieron la lucha y la batalla hoy podemos opinar, votar, estudiar, trabajar, aprender, cuestionar, exigir y reivindicar nuestra dignidad como personas y para todas las personas.