Importancia de dejar de ayudar en todo a tus hijos
Si algo nos cuesta trabajo en la vida, es dejar a nuestros hijos tomar sus propias decisiones o dejar de hacerles las cosas. Perdemos de vista lo importante que es fortalecer su autoestima y su seguridad a través de estos “ensayo y error” de la vida. Al fomentar su autonomía los preparamos para tolerar de mejor manera sus fracasos.
Somos nosotros, los padres, los que debemos practicar nuestra paciencia y tolerancia a la imperfección, así como el hábito de tener todo bajo control; la vida acelerada nos lleva muchas veces a querer las cosas rápido y a la primera, y no les enseñamos, y menos les damos tiempo, para experimentar y equivocarse cuantas veces sea necesario antes de dominar lo que queremos. Por otro lado, no les permitimos tomar sus propias decisiones y vamos anulando su capacidad de enfrentar la vida con las consecuencias que esto conlleva. Todo inicia con la ropa que ahora quieren usar, más adelante los amigos que quieren tener, la profesión que van a ejercer, la pareja con la que van a compartir, etc. El mismo día a día nos va dando las oportunidades casi invisibles, de permitirles desarrollar sus propias herramientas.
Somos también nosotros quienes debemos propiciar la circunstancia y el momento para enseñarles la forma de hacer las cosas, desarrollando sus habilidades, favoreciendo su autonomía y su capacidad de perseverancia.
Debemos estar atentos a la evolución de nuestros hijos, no asumir, por su edad, que están listos para adquirir ciertas responsabilidades, o pensar que no lo están cuando ya pudieran hacerse cargo de ciertas tareas adecuadas. Cada niño tiene su momento para madurar, ninguno debe ser comparado con otro, sino consigo mismo. Poner atención a los retos que van venciendo tanto física como psicológicamente.
Lo que como padres buscamos, es tener hijos que se conviertan en adultos competentes, seguros de sí mismos, con las habilidades y estrategias suficientes para tener una vida emocional, psicológica, y socialmente estable. Adultos preparados para los “golpes de la vida”, con sentido común y un criterio definido.