Más allá del sexo: una guía de intimidad
Intimidad: fundamental para una relación duradera y sana, mucho más allá del sexo.
La intimidad en la pareja es el pilar fundamental para una relación duradera y sana, mucho más allá del sexo.
En la pareja, el sexo no lo es todo y para asegurar una larga y sana relación, se debe construir intimidad. Según diversos estudios, con la intimidad ocurre lo mismo que con el duelo: pasa por ciertas fases que se pueden presentar de manera ordenada o desordenada.
En el modelo propuesto por la investigadora y psiquiatra suiza, Elisabeth Kübler-Ross, el duelo pasa por cinco estadios por los que hay que transitar para superar una pérdida: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. El modelo de las fases en la intimidad se genera, primero, porque una relación íntima se construye a través del tiempo, no es algo que se dé en unas cuantas semanas y, segunda, porque al igual que el ciclo del duelo, la intimidad puede ir cambiando y en algunos casos apagándose.
Laura Dawn Lewis, autora del libro Las ocho etapas de la intimidad, apunta hacia algunas preguntas que podrían ayudarte a saber en qué grado puedes compartir tu intimidad con una pareja potencial. Y estas remiten a cuestiones tan básicas como si comparten los mismos gustos musicales y si su forma de alimentación es parecida.
Aunque pudiera parecer algo sin importancia y hasta un tanto superficial, la autora señala la forma de vestir como una de las categorías que importan en cuestiones de intimidad. Según ella, la forma como viste tu pareja y los accesorios que utiliza deben gustarte y nunca avergonzarte.
Barreras contra la intimidad
Según el Centro de Asesoramiento y Bienestar de la Universidad de Florida, entre las barreras que pueden afectar la intimidad se encuentra en primer lugar la ausencia de comunicación en la pareja. Si sientes que no puedes platicar con tu pareja de manera pacífica y amable acerca de cuestiones que te suceden, o bien, mientes u ocultas información, entonces la intimidad queda trunca. La forma más genuina de intimidad es la honestidad.
Otra barrera que impide lograr una relación íntima es la falta de conciencia de uno mismo. Cuando te conoces estás consciente de tus capacidades y de las cosas que puedes dar en una relación, pero si no existe conciencia y autoconocimiento será muy difícil alcanzar la intimidad en una relación.
Tipos de intimidad
La intimidad es un proceso que se gesta a partir de la convivencia con una pareja. Pero hay diferentes tipos: sexual, emocional, intelectual y experimental. Si te sientes más seguro con un tipo de intimidad, practícalo; por ejemplo, si es a nivel intelectual donde hay mejor intimidad, mediante compartir vivencias, pensamientos o expresando opiniones e ideas, hay que seguir haciéndolo. Una vez que encuentres la comodidad en la intimidad intelectual puedes pasar a otra, como la sexual o emocional. Recuerda que una relación íntima no debe tener todos los tipos de intimidad mencionados, puede tener dos o tres, porque no todos nos desarrollamos y nos involucramos de la misma manera con una pareja.
En un artículo de la revista Psychology Today, la terapeuta familiar Lori Gordon explica: “La intimidad no sólo es un factor psicológico entre la parejas contemporáneas, sino que está basada en un componente biológico que implica la necesidad del ser humano por relacionarse desde la intimidad".
La intimidad tiene que ver con la necesidad de sentir apoyo y cariño empático con alguien más para expresar tus emociones y compartir desde lo más profundo, y esto se puede dar a través de las relaciones humanas. Esta necesidad de conexión nunca se disipa y su ausencia puede generar síntomas de angustia, enojo e incluso depresión.
Casi siempre la gente confunde sexo con intimidad, pero no son lo mismo. Para incrementar e intensificar el grado de intimidad en la relación, el terapeuta Paul Dunion, en un artículo del Huffington Post, aconseja: priorizar el amor propio y no pedir a tu pareja que lo haga; desarrollar la habilidad para identificar nuestras necesidades emocionales; tener la capacidad de hablar sobre las necesidades emocionales de cada quién, y desarrollar la habilidad de llegar a acuerdos honestos con tu pareja.