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Me convertí en una mujer porno.


Cuando era muy joven mi único pendiente era autos, moda y rock roll, como dice la canción… y así era muy feliz. Cuando me case… el único pendiente era tener una familia y sacarla adelante, pero muy poco más adelant ese pendiente se convirtió en miles de pendientes. No tenía tiempo de nada más. Conforme la familia crecía los pendientes también crecían; sin embargo, yo era muy feliz así.

De repente, sin que me diera cuenta, ¡upsss! se me acabaron los pendientes…. Los polluelos volaron muy lejos … y me quede sola. La lista de pendientes quedo vacía y por más que quería ayudar con los de mis hijos, eso pendientes me llegaban ya resueltos.

Entonces … me convertí en una mujer porno. Por no vivir mi propia vida, por no perseguir mis propios sueños, por no ser yo misma. Y ya en son de broma, me convertí también en una mujer de crucero. Cruzaba para el cuarto, cruzaba para la sala, cruzaba por toda la casa; sentía que se me venía encima.

Tardé un poco en darme cuenta que el único pendiente que tenía… era yo, yo misma, mi vida y mis proyectos. Ya no necesitaba buscar un espacio para mi, porque el espacio era todo mío; ya no necesitaba un poco de calma para meditar en lo que tenía que hacer, porque no había motivo para alterarse; ya no reclamaría silencio para rezar, porque el silencio era aterrador.

Había que llenar mi vida, pero¿cómo?

Necesitaba volver a empezar, disfrutar esta nueva etapa, hacer lo que siempre quise hacer, llenarme de… ¿de qué me puedo llenar?…eran algunas de las interrogantes que me hacía.

Entonces me di cuenta que sólo tenía dos alternativas: Una, quedarme en el crucero y lamentarme por ser una mujer porno. Dos, reorientar mi plan de vida y llenar ese vacío con nuevas expectativas. Podía ser una nueva aventura llena de emociones si me lo proponía.

Lógicamente escogí la segunda opción, era más emocionante. Empecé a aprovechar lo que la vida me ofrecía, valorando todo lo que tenía a mi alrededor.

Primero le di la bienvenida a mi soledad, porque me di cuenta de que todo está en su lugar y nadie desordena nada; aprecie lo que es el silencio exterior, porque puedo practicar el silencio interior y descubrirme, y al descubrirme como un ser único, irrepetible, maravilloso, imagen de Dios, me di cuenta que soy capaz de hacer lo que me proponga, sólo necesito buscar un director espiritual para no errar el camino. Me encanto tener insomnio, porque me puedo poner a pensar o a rezar, en medio de la nada, de la oscuridad de la noche.

Al encontrar estos nuevos elementos que la vida me ofrecía, le puede dar gracias a Dios por mi independencia, porque puedo dejar ir a mis hijos y puedo estar tranquila con que ellos resuelvan sus propios pendientes. Y todo eso me da una gran paz.

Y al tener esa gran paz, entonces encontré que mi mayor pendiente, era llevar mi propia vida, equilibrada, sencilla y en armonía con mi creador y con el mundo que me rodea, y tomar lo más bello que éste me ofrece.

¡Ups! y volví a encontrar mis pendientes, pero ahora, de mi propia vida. ¡Y volví a ser feliz!

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